25 feb 2009

DE ALGO QUE OI POR AHÍ.


POR: PRANGANO 09

Hace poco tiempo, en realidad hace cosa de nada, que un señor de semblante tranquilo, comenzó a hacerme la plática. Esto se efectuó acá en el café. Él me contaba de los tan afamados arcos de la hoy colonia portales, tiempo atrás, Hacienda de Los Portales.

Pero ubiquémonos, hoy en día sabemos que lo que es la colonia Portales, es esa que empieza en su afamado mercado y con rumbo hacia el sur, llega hasta Churubusco, al este hasta la Av. Plutarco y al oeste hasta Vertiz. Esta amplitud de territorio se conoce y reconoce como La Portales, sin embargo, creo no ser el único que desde que localizo en el mapa esta colonia, me pregunto en donde carajos se ubican los mentados arcos de la Portales.

Mi duda re resolvió cuando el mencionado señor de semblante tranquilo, me iba narrando desde su experiencia como el casco de la Hacienda de Los Portales estaba enclavada en lo que hoy día se identifica como el centro laboral, social y hasta cultural de la colonia: el mercado.

En la calle de Santa Cruz en su frente, la calle de 5 de febrero al costado derecho, al costado izquierdo Balboa y atrás la famosísima calle de Libertad, esto ya en la San Simón Ticumán.

Pero en especifico los arcos estaban en el lote que esta rodeado por la calle de Santa Cruz, Alhambra, Necaxa y Balboa, es ahí donde hace años ya, que los arcos de la hacienda Los Portales, se dejaban admirar.


Debemos de entender y quien no lo entienda, hacérselo entender, que si hablamos de la Portales, debemos incluir en nuestro relato, a la Sin Simón.

Pueblo de San Simón Ticumán, ahora fácilmente reconocido como barrio bravo. En la San Simón, pueblo que alrededor de la hacienda, era el hábitat natural de los trabajadores, era donde lo cotidiano era el pan nuestro de cada día.

Ya podemos irnos dando cuenta de cómo era la situación en que se desenvolvía esta unidad, los hacendados Portaleños, los dueños, los trabajadores los de la San Simón.

Quizás así y ahora, podemos darnos una pequeña idea de el porque de ciertas riñas, entre los de la Portales y los de la San Simón.

Después de la breve charla con el señor de semblante tranquilo, es como logré resolver mi gran duda que desde que el café se estableció, se vino a contestar.

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